La Adoración


Aunque en este libro en su mayoría lo manejaremos dentro del contexto del área musical, debemos tener claro que la adoración bíblica va más allá de la música, es más, bíblicamente la adoración no está ligada directamente a la música. La adoración no es solo cantar, esta puede implicar todas las artes y acciones que desempeñemos en nuestro día a día, y es por eso que no me gusta cuando las personas piensan que adoración es netamente música, siendo esta tan solo una herramienta entre tantas otras mediante las cuales podemos expresar nuestra adoración.

Usaré un par de definiciones muy precisas que el Dr. Rick Warren usa en su libro Una Vida Con Propósito: “Adoración es todo acto que tenga por objetivo agradar y complacer a Dios”. “La adoración es un ESTILO DE VIDA”, y además “El ofrecernos a Dios es la esencia de la adoración”. 

Trataré de resumir estas tres frases de la siguiente manera: La adoración definitivamente es más que música, abarca todo tu patrón de conducta, costumbres, hábitos, y motivaciones, no podemos limitar la adoración al hecho de cerrar fuerte los ojos, llorar y levantar las manos mientras entonamos cantos lentos, estas si son expresiones de adoración, pero quizás una persona las pueda hacer y no necesariamente adorar a Dios. Recordemos que Dios busca adoradores en espíritu y en verdad (Jn. 4.23), en otras palabras, adoradores de corazón y de hechos, toda cosa que hagamos, si la hacemos para la gloria de Dios esta es adoración a Él , así que si somos llamados a enseñar a la congregación lo que es adoración, no lo haremos tan solo cantando si no también procurando con todo el corazón demostrar a las demás personas con nuestros actos que llevamos una vida en completa rendición a Dios, si hacemos esto daremos evidencia que en verdad somos adoradores en espíritu y en verdad. Hay que tener en cuenta el pasaje de la Biblia que dice que Dios se complace de la obediencia más que los sacrificios (1 S. 15.22; Sal. 51.17)
El ofrecernos a Dios en espíritu, alma y cuerpo es el corazón de la adoración, o sea con todo tu interior, con todas tus emociones y con todo tu cuerpo (no solo tu lengua al cantar y tus pies al danzar, es con todo tu cuerpo). 

La adoración consiste en rendición, si bien un acto de adoración que en muchos lugares encontrarás como definición de adoración es doblegarse, postrarse y humillarse delante de Dios, esto no quiere decir que solo eso es adoración. Si eres adorador quiere decir que llevas una vida rendida a Dios en todas sus áreas, así que debes aprender que adoras a Dios cada vez que rindes toda área de tu vida a Él (Sal. 95.6 ;138:1-8).
Cuando la palabra de Dios nos enseña que Dios busca adoradores es porque no los hay en cantidades industriales, el Señor busca a tales adoradores, el reto nuestro es el de levantarnos como esos adoradores. En ese mismo pasaje Jesús enseñó… más la hora viene, y que ahora es…, este es el tiempo, en que nos levantamos dichos adoradores, ¡levántate tú también!, no te quedes tan solo en la categoría músico, si no que trasciende y ve más allá, conviértete en un adorador del Padre, y no seas del grupo de personas que simplemente llegan a la congregación a adorar a Dios en piloto automático (en otras palabras, que lo hacen mecánicamente y por rutina). Adora a Dios con tu espíritu, alma y cuerpo.

Algo más que quisiera añadir son unas palabras que le aprendí al pastor Marco Barrientos “nosotros somos facilitadores de la presencia de Dios”, en otras palabras, en ocasiones las personas vienen a la congregación distraídas por el constante estrés de la semana, es nuestra labor el facilitarles el poder centrarse en reconocer la presencia de Dios en sus vidas, hago énfasis en la palabra reconocer, porque en si no es que ayudamos a las personas a entrar a la presencia de Dios, recuerda que él es omnipresente (está en todo lugar), así que cuando las personas llegan a la iglesia, Dios ya está allí también, entonces el asunto está en que las personas reconozcan que Dios está allí y que él se puede hacer sentir. Somos los llamados a inyectar palabras de fe y confianza para que las personas crean y reciban lo que Dios quiere darles.

Acerquémonos a Dios confiadamente, si queremos ser adoradores recordemos que él es nuestro Padre y nosotros sus hijos, Dios busca cada día que nosotros confiemos en él, de esta manera los beneficiados somos nosotros mismos. Dios quiere que nos acerquemos a él cómo hijos, así que no se te olvide eso, podemos entrar a la presencia de Dios con imperfecciones y defectos pero no con falta de sinceridad, sigue adelante y no te desanimes, Dios espera una adoración sincera de personas sinceras, no una adoración perfecta de personas imperfectas, Dios lo que espera de nosotros es lo excelente, y la excelencia consiste en dar lo mejor de tu vida, lo máximo que puedes, tu mayor esfuerzo, una entrega diaria por mejorar con el objetivo de agradar a nuestro Padre Celestial.


Luis Lara.