La Alabanza



La alabanza consiste en elogiar a Dios expresado sus atributos y cualidades (Él es Santo, Bueno, Digno, Poderoso, Omnipotente, Grande, etc.) mediante manifestaciones externas que demuestran lo que hay en nuestro interior (gozo, alegría, agradecimiento, pasión…). La alabanza surge como resultado al ver las obras de Dios en cualquier aspecto de tu vida. Cuando tú ves lo que Dios hace en, y por ti, notas cuáles son sus atributos y en gratitud a ellos brota la alabanza.

La gratitud es la llave a la presencia de Dios, la Biblia nos enseña a que entremos a su presencia con acciones de gracias (Sal. 100.4), esto es lo primero que debemos tener en mente al momento de alabar a Dios, ya que la alabanza fluye fácilmente cuando estás agradecido, la gratitud hace que entres a su presencia con regocijo y alegría, y te impulsa a celebrar. Ahora bien, cuando digo agradecido, no significa que alabaras a Dios solo cuando todo te ha salido bien, y toda marcha de maravilla; también en los momentos difíciles debes estar agradecido, quizás no porque tengas problemas, si no agradecido porque confías en Dios y crees con certeza de que él te ayudará a salir de cualquier problema, por lo tanto, celebras por anticipado como señal de confianza en la mano poderosa de Dios. (Sal. 5.11).

Nunca tus circunstancias deben definir si alabas o no a Dios, tú alabas al Señor porque crees que él es todopoderoso para hacer milagros y prodigios en tu vida y por ende confías en él. Tu estado de ánimo no lo debe determinar cuánto dinero tienes en tu bolsillo, si no tu confianza y fe en Dios; ¡Ã‰l es fiel!, ¿cómo no estar agradecido?, si bien para nuestra humanidad no es fácil comprender y mucho menos aplicar este principio; pero recuerda que nosotros por la fe vivimos y no por vista. (Ro. 1.17; 2 Co. 5.7). Como ministros de Dios, es nuestro deber dar una palabra de bendición a las personas que pasan por circunstancias difíciles, una herramienta poderosa para esto es la alabanza, así que para poder trasmitir fe por medio de la alabanza tienes que vivir este principio en tu vida. ¡Adelante, todo es posible para el que cree!.
Otra cosa que debemos tener en cuenta es que ¡el gozo del Señor es nuestra fortaleza!, si pasas una situación difícil (como todos los seres humanos), por el hecho de que pases esa situación no quiere decir que debes reprimirte a alabar al Señor, y comenzar a buscar la lastima y compasión de los demás hundiéndote en tristeza, ¡no!, esa no es la solución. Por lo contrario, fortalécete en el Señor y recibe de su poder para salir adelante, ¿cómo?, pues gozándote en la presencia del Señor, recuerda Él pelea por ti. (Sal 81.1; Is. 26.4; 2 Co. 12.10; Sal. 59.17). ¡El gozo del Señor es mi fortaleza!

El cantar y alabar a Dios nos pone en condición de poder escuchar mejor la voz de Dios, el Espíritu Santo usa la alabanza y la adoración para agudizar nuestros oídos y corazones para hacernos más sensibles a escuchar la palabra de Dios, esto es precisamente lo que hace el Espíritu Santo a través de nosotros en las reuniones de la congregación. Como instrumentos de Él, preparamos el ambiente con la alabanza para que las personas estén más susceptibles a la palabra de Dios, así cuando el pastor o el predicador presente el mensaje de parte de Dios, los corazones estarán abiertos a recibir la palabra en sus vidas. Alabar y adorar a Dios es lo que haremos por toda la eternidad pues para ello hemos sido creados, para alabanza de su gloria (Is. 43.7),


Luis Lara.